Les aviso, este post va a ser tocho. No ha sido un viaje como otro cualquiera y, aunque sólo hayan sido 48 horas, hay bastante que contar...
El viernes 6 de Agosto mi viaje comenzó cogiendo una guagua hacia el metro de Lavender. De camino vi que el número de guaguas que van hacia Malasia se habían duplicado de repente y la estación estaba llena de familias con maletas intentando conseguir un ticket hacia el país vecino a cualquier precio. No éramos los únicos que salíamos de Singapur en el fin de semana del National Day. Qué paradójico.
Volamos con Cebu Pacific (una compañía que tiene prohibido operar en Europa, había expectación) y si los anuncios y la musiquita que pone Ryanair por la megafonía les parece molesta les juro que comparada con el capitán de este vuelo les hubiese parecido una minucia. Era un vuelo de medianoche a 4 de la mañana y medio avión estaba durmiendo y la otra mitad intentándolo. El señor empezaba sus anuncios gritando "GOOOD MOOOORNING!" y nos daba la impresión de estar borracho. Cuando parecía que había parado de hablar...empezaba otra vez. No sé ni cuantas veces repitió la temperatura en Cebu comparándola con la temperatura en Singapur y, por si no fuera poco, nos amenazaba con más actualizaciones a medida que nos fuésemos acercando. NOO!
Nosotros tres (un alemán, un catalán y yo) íbamos partidos de risa junto con nuestras compañeras de la fila de al lado, dos americanas y una australiana.
Rellenando las tarjetas de inmigración en el avión vino mi primer choque. Si en Singapur la tarjeta te recuerda que el tráfico de drogas se condena con pena de muerte...aquí la landing card tiene anuncios de condos y un recordatorio sobre la pederastia y el tráfico de personas...de buen rollito.
En la cola de inmigración se me acercó el policía que estaba rondando por las filas. Rompió mi landing card (no se supone que eso lo hacen en el mostrador?) y revisó mi pasaporte de arriba a abajo, incluyendo una raja que tiene entre la portada y la primera página. Cuando yo ya estaba pensando en cuánto le iba a tener que dar para que dejase pasar me devolvió todo y me dijo que esperase en la fila hasta llegar al mostrador, como si yo ya no estuviese esperando en la cola...
De ahi taxi a Tagbilaran, capital de la isla de Bohol. El ferry estaba lleno y tuvimos que pagar los 500 pesos del billete por adelantado y ponernos en lista de espera a ver si quedaba hueco. Sonaba todo muy raro pero al final hubo suerte, fuimos los últimos en entrar al barco. Nos quedamos fritos y cuando abrí los ojos ya se veía tierra. Y menos mal, no me gustan los barcos.
En el puerto de Tagbilaran charlamos con una señora que organizaba tours por la isla y contratamos una furgoneta para 5 personas (dos amigos nuestros, otro catalán y una polaca, llegaban a la isla esa tarde) por 500 pesos cada uno. De ahí cogimos un triciclo hacia el centro comercial de Bohol y aquí vino mi siguiente choque. Cabañas, chabolas, niños sin zapatos, polvo por todos lados y doblando la esquina...un centro comercial como los que te encuentras paseando por Singapur, con McDonald's y cajeros automáticos que no funcionan como deberían.
Volamos con Cebu Pacific (una compañía que tiene prohibido operar en Europa, había expectación) y si los anuncios y la musiquita que pone Ryanair por la megafonía les parece molesta les juro que comparada con el capitán de este vuelo les hubiese parecido una minucia. Era un vuelo de medianoche a 4 de la mañana y medio avión estaba durmiendo y la otra mitad intentándolo. El señor empezaba sus anuncios gritando "GOOOD MOOOORNING!" y nos daba la impresión de estar borracho. Cuando parecía que había parado de hablar...empezaba otra vez. No sé ni cuantas veces repitió la temperatura en Cebu comparándola con la temperatura en Singapur y, por si no fuera poco, nos amenazaba con más actualizaciones a medida que nos fuésemos acercando. NOO!
Nosotros tres (un alemán, un catalán y yo) íbamos partidos de risa junto con nuestras compañeras de la fila de al lado, dos americanas y una australiana.
Rellenando las tarjetas de inmigración en el avión vino mi primer choque. Si en Singapur la tarjeta te recuerda que el tráfico de drogas se condena con pena de muerte...aquí la landing card tiene anuncios de condos y un recordatorio sobre la pederastia y el tráfico de personas...de buen rollito.
En la cola de inmigración se me acercó el policía que estaba rondando por las filas. Rompió mi landing card (no se supone que eso lo hacen en el mostrador?) y revisó mi pasaporte de arriba a abajo, incluyendo una raja que tiene entre la portada y la primera página. Cuando yo ya estaba pensando en cuánto le iba a tener que dar para que dejase pasar me devolvió todo y me dijo que esperase en la fila hasta llegar al mostrador, como si yo ya no estuviese esperando en la cola...
De ahi taxi a Tagbilaran, capital de la isla de Bohol. El ferry estaba lleno y tuvimos que pagar los 500 pesos del billete por adelantado y ponernos en lista de espera a ver si quedaba hueco. Sonaba todo muy raro pero al final hubo suerte, fuimos los últimos en entrar al barco. Nos quedamos fritos y cuando abrí los ojos ya se veía tierra. Y menos mal, no me gustan los barcos.
En el puerto de Tagbilaran charlamos con una señora que organizaba tours por la isla y contratamos una furgoneta para 5 personas (dos amigos nuestros, otro catalán y una polaca, llegaban a la isla esa tarde) por 500 pesos cada uno. De ahí cogimos un triciclo hacia el centro comercial de Bohol y aquí vino mi siguiente choque. Cabañas, chabolas, niños sin zapatos, polvo por todos lados y doblando la esquina...un centro comercial como los que te encuentras paseando por Singapur, con McDonald's y cajeros automáticos que no funcionan como deberían.
La siguiente parada en el recorrido eran los tarsiers y aquí vino la duda: adónde nos lleva a ver los tarsiers, señor chófer? pues al río Loboc. Agata se puso blanca y dijo que nanai, que en el río los tienen enjaulados y que ahí no íbamos a ir. El chófer se negó a llevarnos al santuario de los tarsiers, donde el gobierno intenta recuperarlos para que no se extingan y tuvimos hasta que hablar con la señora que nos vendió el tour para que le dijese que nos llevase. 300 pesos extra cumplieron su cometido, pero antes nos llevó a dar un paseo en barco por el río Loboc, que estaba a mitad de camino.
A la vuelta no se nos ocurrió otra cosa que decirle al conductor que nos dejase a medio camino de nuestra playa, Alona beach, y que ya de ahí caminábamos. El paseo por la playa no estuvo mal, hay que reconocerlo. Vimos estrellas de mar, pececitos, charlamos con un grupo de gente que había ido a recoger unos bichos que estaban pelando para comérselos de cena...hasta que empezó a oscurecer. Parte de la playa pertenece a los resorts turísticos y tuvimos que ponernos firmes para que nos dejasen cruzarla. Llegados a una parte tuvimos que salirnos hacia la carretera, que estaba oscura, sin farolas. Pasamos algo de miedo, hay que reconocerlo, pero sólo por esta foto valió la pena el dolor de pies:
Vestigio de la conquista española, Filipinas es un país muy católico. Tan católico que el hecho de ver "la ciudad" muerta el domingo por la mañana me recordó a mis primeros domingos en Irlanda. Todos los triciclos tienen menciones a Dios y las capillas y colegios católicos abiertos por las misiones crecen como setas en el país.
Y por supuesto, como cada vez que viajo en grupo, el viaje no podía completarse sin peleas, discusiones, puñaladas traperas y momentos tensos. Cada vez le voy cogiendo más gusto a viajar sola, a riesgo de sonar radical. Ciertos niños mimados no deberían tener el privilegio de tener un pasaporte en sus manos y es una pena que viajar no les cambie ni les remueva la conciencia. Volver a la limpia y ordenada Singapur después de un fin de semana como este no debería dejar a nadie indiferente y sirve para recordarte cuán afortunado eres por no haber nacido en el país conquistado, sino en el conquistador. Las cosas podrían haber sido distintas para todos, y es algo que hay que tener siempre presente.
Así que como habrán podido darse cuenta me ha encantado ir a Filipinas. Es un país al que le tenía ganas por esa sensación de no estar en Asia, sino en Cuba o en un país de Sudamérica, con la salvedad de que ellos adoran a los Estados Unidos. La cosa es que con tanta alerta por terrorismo y secuestros en las islas del sur y la tasa de criminalidad de Manila no me atrevía. Hemos demostrado que ir a una zona turística no está reñido con conocer los entresijos del país y ver cómo viven los locales, aunque no siempre sea para bien.
Pero para eso se viaja, no?
Los próximos sellos en mi pasaporte me los pondrán en Sidney, Australia, y en Auckland, Nueva Zelanda, el mes que viene. Me estoy volviendo loca con los preparativos! les tendré informados :)
Más fotos en mi set de Flickr sobre Filipinas.
Y por supuesto, como cada vez que viajo en grupo, el viaje no podía completarse sin peleas, discusiones, puñaladas traperas y momentos tensos. Cada vez le voy cogiendo más gusto a viajar sola, a riesgo de sonar radical. Ciertos niños mimados no deberían tener el privilegio de tener un pasaporte en sus manos y es una pena que viajar no les cambie ni les remueva la conciencia. Volver a la limpia y ordenada Singapur después de un fin de semana como este no debería dejar a nadie indiferente y sirve para recordarte cuán afortunado eres por no haber nacido en el país conquistado, sino en el conquistador. Las cosas podrían haber sido distintas para todos, y es algo que hay que tener siempre presente.
Así que como habrán podido darse cuenta me ha encantado ir a Filipinas. Es un país al que le tenía ganas por esa sensación de no estar en Asia, sino en Cuba o en un país de Sudamérica, con la salvedad de que ellos adoran a los Estados Unidos. La cosa es que con tanta alerta por terrorismo y secuestros en las islas del sur y la tasa de criminalidad de Manila no me atrevía. Hemos demostrado que ir a una zona turística no está reñido con conocer los entresijos del país y ver cómo viven los locales, aunque no siempre sea para bien.
Pero para eso se viaja, no?
Los próximos sellos en mi pasaporte me los pondrán en Sidney, Australia, y en Auckland, Nueva Zelanda, el mes que viene. Me estoy volviendo loca con los preparativos! les tendré informados :)
Más fotos en mi set de Flickr sobre Filipinas.
No tenía ni idea de que existían las chocolate hills, me recuerdan a una fase de mario kart :)
ResponderEliminarQue feo el mono!!!!! Ala que tienes razon que es tocho :P
ResponderEliminarPues bueno la verdad, no sabia que en Filipinas hubiera corrupcion, yo pensando que era mas a lo Maspalomas!
ResponderEliminarY en Maspalomas no hay corrupcion? :P
ResponderEliminarNo estoy muy de acuerdo con lo de que a los españoles no nos quieren en Filipinas. Toda la gente con la que he hablado (dentro y fuera del país) siempre me ha dicho lo orgullosos que estaban de la herencia cultural y (pobres) del legado católico.
ResponderEliminarReconozco que he hablado mayormente con urbanitas (Manila, Davao) y no con gente "probinsiana".
Obviamente si están hasta los webs de los occidentales (no diré alemanes, que prefieren ir a Tailandia) que compran (no literalmente, espero) sus mujercitas online, pero eso es un tema aparte :-)
Me ha encantado tu relato, aunque hecho de menos más fotos.
Sobre el tema de infraestructuras y tal, sí están muy atrasados, con muchas calles sin asfaltar (a mi me llevaron por LA carretera que iba a Davao) y poca iluminación, montones de basura, etc...
Es de esperar, pues muchísima gente sigue sobreviviendo y subsuistiendo y el sentimiento de sociedad no está arraigado. Si no tienes agua para lavarte, te important tres cojones que la calle no tenga luz, está claro.
Es algo que también ví en México, incluso en los mismos niveles. La diferencia es que en México había más posibilidades de prosperar, que no hay en Filipinas. Están estancados a nivel político e institucional, con rivalidades típicas de clanes y familias que no permiten al país avanzar adelante. Pero poco les falta, yo creo, para darse cuenta...
El año que viene me toca a mí (un mesecito) así que si te apetece lo hablamos y te acercas :)
Muy interesante tu entrada...A pesar de ser un alma viajera, no me atrae nada viajar a esas culturas...Creo que sólo lo haría, si estuviera, como tú, cercana geograficamente...Estoy de acuerdo con lo de viajar en grupo...Hay que tener suerte!!! Una pregunta que proviene de mi parte más gossip...¿Era alguno de los catalanes "Badaloní"?? Por supuesto, no tienes que contestar...¡Qué tonteria, es tu Blog! Harás lo que quieras...
ResponderEliminarMaría
Jajaja, estoy segura de que no :)
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